miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cuento de Laurenth de la Peña

LA REVOLUCION DE LAS FRUTAS

Por Laurenth De La Peña Mercado

Ya era la hora del almuerzo y la familia Piñeres deseaba comer un delicioso tutifruti. En ese momento la señora de la casa manda al cuchillo a cortar las frutas. Cuando el cuchillo abre la nevera, ya estaban todas listas para escapar de él.
Corrieron por toda la casa tratando de despistarlo, algunas salieron por la puerta, otras saltaron por una ventana hasta llegar al jardín. Una manzana de nombre Manuelita, llama a todas las que habían huido con ella y les dice:
─ Amigos y amigas, los he reunido para decirles que nos levantaremos contra el cuchillo. ¿Qué me dicen, se atreven o no?
─ Nosotros nos unimos a la revolución –responden todos alzando los brazos.
─ Bueno, si se quieren salvar del cuchillo consigan armas y escudos para cuando él venga, le salga el filo por la culata.

Pero con las horas las frutas se estaban muriendo porque no tenía qué comer. Entonces Manuelita los volvió a reunir:
─ Esto no puede seguir así, nos estamos debilitando mucho.
─ Sabes, Manuelita, yo me voy a entregar al cuchillo –dijo la joven pera con voz cansada.
─ ¿Cómo dices? –preguntó Manuelita muy alterada–. ¿Pretendes entregarte al cuchillo? ¿Quieres morir de forma trágica? ¡Sal y fue un gusto conocerte!
Al otro lado del jardín, el cuchillo, que las estaba buscando, por fin las encuentra. Asustadas todas las frutas salieron con sus semillas en las manos preparadas para pelear. Adelante iba el señor aguacate, seguido de cerca por un escuadrón de mangos y una joven guayaba que llevaba la bandera de la libertad.
Cuando vio semejante despliegue de guerra el cuchillo les dijo:
─ Tranquilas, que vengo en son de paz.
─ No te creemos –dijeron las frutas con desconfianza.
─ Quiero ayudarles, yo también estoy cansado de matar.
Hubo un profundo silencio que nadie se atrevía a romper. Todos miraban la filosa cara del cuchillo que brillaba intimidante. Fue un pepino quien se aventuró a preguntar:
─ ¿Cómo sabemos que dices la verdad y que no es un truco para engañarnos?
El cuchillo se quedó pensando mientras los vegetales esperaban ansiosos la respuesta.
─ Sí, ¿por qué tendríamos que creer en tus palabras? –dijo un viejo tomate dando un paso adelante–. Siempre hemos visto cómo matabas a nuestros amigos.
─ Es cierto, tienen toda la razón en desconfiar de mí –reconoció entristecido el cuchillo–. Ahora les voy a demostrar que estoy arrepentido sinceramente de mis crímenes…
Y diciendo esto, se arrojó violentamente contra una dura pared de granito, donde resultó destrozado y la cacha hecha pedazos por el suelo.
Todo el mundo frutal quedó con la boca abierta y los ojos desorbitados de asombro. Por fin Manuelita reaccionó y corrió hacia el cuchillo, que con voz quebrada dijo:
─ Ya ven que les decía la verdad, sólo quiero que me perdonen por lo que he hecho –Manuelita, con los ojos llenos de lágrimas, tomó una de sus manos y la apretó entre las suyas–. Voy a morir, pero antes me gustaría saber que perdonan mis malas acciones…
No alcanzó a escuchar las voces de las frutas que le decían de todo corazón que lo perdonaban, pues murió en brazos de Manuelita.
Acto seguido, todos los participantes de esta singular revolución, marcharon en formación militar por el jardín, rumbo a la calle, con destino a la Plaza de Mercado.

FIN

lunes, 21 de diciembre de 2009

domingo, 6 de diciembre de 2009

La Urrakita en el cine


Los miembros del Taller La Urrakita En la Plaza del Paseo La Castellana

De izquierda a derecha, Fredy, Mayerlis, Sara, Sara Carolina, Laurenth, Marcela, Olga, Jorge, Amira, Saralí y Betty.

No nos olvidemos de los niños que sufren.

Tú también puedes alcanzar tus metas

MUSICALES DE LA URRAKITA