domingo, 29 de marzo de 2009

CUENTO GANADOR EN EL II CONCURSO NACIONAL DE CUENTO RCN-MEN


EL CAPOTE AMARILLO


Por Sara Orozco Valiente


Era otra mañana feliz y lo primero que vi al levantarme fue la cara de mi hermana, todavía dormida, con una parte de la sábana en los ojos. Al pararme de mi cama fui a la sala y allí estaba mi mamá, recién levantada, haciéndonos el desayuno. El cielo se veía un poco oscurecido, pero no le di mucha importancia. Cuando veo a mi derecha ¡Oh!, me asustó ver algo como un fantasma, pero era mi papá trasnochado frente al computador, trabajando. De repente, BROMM, BROMM, sonó el primer trueno, todos nos quedamos tiesos. Tan fuerte fue que mi hermana se levantó asustada. Eran las 10 de la mañana cuando vimos que ahora el cielo estaba totalmente nublado, todos nos sorprendimos.
─ Qué tiempo -dijo mi papá.
─ Eso se lo lleva la brisa –dijo mamá, picando una zanahoria.
Ya era hora de irme al colegio. ¡Por nada del mundo podía faltar! Tenía examen de biología. Cuando salimos de la casa, GLOC, GLOC, empezaron a caer las primeras gotas de agua.
─ Está lloviendo, no puede ser- dije yo.
Mi papá rápidamente subió a la casa y bajó en dos segundos. De pronto vi un capote, era grandísimo y amarillo, uno de mis colores favoritos. Yo estaba encantadísima, cuando mi mamá me interrumpe diciendo:
─ Niña, súbete rápido que vamos a llegar tarde.
Mi mamá se puso el capote y me colocó delante de ella para que no me mojara. Yo estaba debajo del grandioso impermeable, no veía nada. Cuando íbamos en el camino las gotas de agua parecían bombas que caían sobre el capote. En ese momento sentí que el capote luchaba contra la fuerte lluvia, pero yo sabía que él iba a ganar esta batalla. Yo era la única que me sentía así, parecía un cuento de hadas, yo era la doncella en peligro, el capote, el caballero que luchaba por mí contra las peligrosas bombas de agua, los relámpagos eran como espadas que querían traspasar la armadura del príncipe capote para secuestrarme, pero él estaba firme y luchando por protegerme. Era extraño todo, pero muy divertido, tanto que mi mamá se dio cuenta que iba muy callada y me preguntó por qué estaba tan silenciosa. Sólo le respondí diciendo que vivía un sueño hecho realidad.
En ese instante sentí que mi papá paraba la moto diciendo:
─ Bájate, cariño, que ya llegamos.
Entonces me bajé rápidamente y vi que la lluvia había disminuido, mi mamá se quitó el impermeable y lo guardó en la canasta de la moto. Yo estaba seca y sin una sola gota en mi uniforme, gracias al capote que luchó para que yo llegara bien a mi examen. En ese momento me di cuenta que el bello capote, que tanto había combatido con la lluvia como un caballero salvando a su doncella en aprietos, era un verdadero héroe. Pero a medida que mis padres se alejaban me daba cuenta que el capote no era el único protagonista de esta historia; existía otro en el que no me había fijado, era mi papá, y al verlo totalmente bañado por la lluvia, entendí su sacrificio.

F i n
Nota: Miembro del Taller La Urrakita.

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